El maestro Gustavo llegó al seno del hogar conformado por
Eliseo Gómez y María de los Ángeles Ardila el 8 de septiembre de 1913, en la
ciudad de Zapatoca, Santander. Fue el número 12 de 16 hijos; sólo
pudo compartir 7 años con su padre, pues éste falleció en 1.920.
Su infancia transcurrió en su ciudad natal, donde cursó sus
primeros años de escolaridad en el Jardín Infantil de las madres Bethlemitas,
su primaria en una escuela pública y su bachillerato lo hizo en el Colegio Salesiano
de Santo Tomás y en el Seminario del Socorro y San Gil; allí fue donde comenzó
su formación como sacerdote. En el seminario conoció a su primer
maestro de música, don Pedro V. Landazábal, quien le enseñó teoría y solfeo,
órgano, canto gregoriano y flauta traversa. Lamentablemente contrajo
fiebre tifoidea, lo cual le perjudicó en su carrera de formación sacerdotal y
hubo de retirarse y dar un nuevo rumbo a su vida: la música.
Con
el apoyo del Padre Helí Herrera, su profesor en el seminario y quien decidió
llevárselo como músico acompañante al municipio de Jordán, luego a Aratoca y finalmente
a San Vicente de Chucurí, el maestro dio inicio a la primera banda de
músicos, y además continuó con sus clases de piano y flauta.
Habitando en San Vicente, asumió el reto de dar la
bienvenida al gobernador de Santander, Pedro Alejandro Gómez Naranjo, siendo
ésta la razón de su primera composición instrumental: “Rayito de Luna”, en
ritmo de pasodoble, en el año 1934, la cual le dio reconocimiento a nivel
nacional. Ese mismo año regresó a Zapatoca y contrajo matrimonio con la dama Abigaíl
Navarro, cuando tan sólo tenían 21 y 22 años, respectivamente. Su matrimonio
perduró durante 69 años, y su esposa fue el motivo de inspiración de muchas de
sus hermosas creaciones musicales, en especial el bolero “Ni más ni menos”.
En el año 1935, en compañía de su esposa, toma la decisión
de viajar a la ciudad de Ibagué y se vincula como estudiante al Conservatorio
Superior de Música, lo que le brindó la oportunidad de conocer a famosos
maestros colombianos como Daniel Zamudio y Guillermo Quevedo, entre otros y a
los profesores italianos Demetrio Haralambis y Alfredo Squarcetta, este último
llegó a convertirse en su más grande influencia musical ya que fue su profesor
de armonía, piano, composición y dirección coral.
Así dio inicio a su carrera musical profesional, siendo
organista y cantor de la Catedral de Ibagué; más tarde fue nombrado profesor de
teoría y solfeo del Conservatorio del Tolima y director de coro de varias
instituciones educativas juveniles.
En 1946 viajó con su esposa a Bogotá, siendo reconocido como
uno de los mejores ejecutores del órgano; fue profesor de música en colegios de
la capital. En 1961 se incorporó como profesor de la Universidad Pedagógica
Nacional, y allí recibió la invitación por parte de la Asociación Colombiana de
Universidades para trabajar junto con el maestro Alfred M. Greenfield (delegado
de la fundación Fulbright) para fundar los llamados Clubes de Estudiantes
Cantores (CEC).
En 1964, el Doctor Juan Francisco Villareal, rector de la
Universidad Industrial de Santander, llamó a Gómez Ardila para continuar en la
estructuración y dirección del CEC de la UIS; de allí nació lo que se
constituyó en una de sus mejores creaciones: el coro de la Universidad
Industrial de Santander.
El maestro fue uno de los pioneros de la música coral en
Santander que desarrolló toda una escuela de formación de canto en una
Universidad; es allí donde Gómez Ardila dio inicio a su más importante misión
profesional como maestro, director, arreglista y adaptador de música coral,
pasando de un coro de formato masculino a uno de formato mixto.
Coral Universitaria UIS 1994 |
Gracias a su disciplina, cinco años más tarde el coro UIS
fue seleccionado entre los tres mejores coros universitarios de Latinoamérica,
para participar en el Lincoln Center for the Performing Arts en el encuentro
mundial de coros universitarios en Nueva York en 1974. Esta experiencia musical
fue la puerta de oro para desarrollar la trayectoria y reconocimiento
internacional del coro, corroborado por quince giras internacionales e
incontables salidas nacionales durante sus 38 años bajo su dirección y, que hoy
por hoy, sigue dando grandes frutos. Fallece en la ciudad de Bucaramanga el 23
de mayo del 2006.
La obra de Gustavo Gómez Ardila es la gran cantidad de grupos corales creados por él, entre ellos sus dos últimos sueños musicales, la “Coral Aires de mi Tierra”, que fundó a sus 85 años en su tierra natal, y la “Coral Gustavo Gómez Ardila”, fundada en noviembre de 2002 y conformada por ex coristas UIS. Hoy por hoy estas dos agrupaciones y, la más recientemente formada “Ensamble Coral Divertimento”, son orgullo musical que perpetúan el bello legado coral que nos dejó este ilustre personaje santandereano, un ser humano como cualquier otro, con temores, anhelos, desconfianza, celos, alegrías, tristezas, enojos, soledades, pero indudablemente un gran formador, un pedagogo con una sola metodología: el amor a su vida; guía, papá, consejero, amigo fiel, noble, sencillo, dinámico. Todas estas cualidades lo hicieron acreedor del título de “Maestro”.
Principales distinciones:
· Ganador Concurso internacional de la
nueva canción infantil realizado en Ginebra (Suiza) en el mes de septiembre 1979
– “Año Internacional del Niño”, bajo los auspicios de la UNICEF. Canción “Canto a la vida” Liliana Cadavid - letra y Gustavo Gómez Ardila - música
· Premio al mejor director y mejor
agrupación coral en el Certamen Internacional de Habaneras y Polifonía de
Torrevieja (España) en el año 2000.