jueves, 28 de mayo de 2020

GUSTAVO GÓMEZ ARDILA


El maestro Gustavo llegó al seno del hogar conformado por Eliseo Gómez y María de los Ángeles Ardila el 8 de septiembre de 1913, en la ciudad de Zapatoca, Santander. Fue el número 12 de 16 hijos; sólo pudo compartir 7 años con su padre, pues éste falleció en 1.920.

Su infancia transcurrió en su ciudad natal, donde cursó sus primeros años de escolaridad en el Jardín Infantil de las madres Bethlemitas, su primaria en una escuela pública y su bachillerato lo hizo en el Colegio Salesiano de Santo Tomás y en el Seminario del Socorro y San Gil; allí fue donde comenzó su formación como sacerdote.  En el seminario conoció a su primer maestro de música, don Pedro V. Landazábal, quien le enseñó teoría y solfeo, órgano, canto gregoriano y flauta traversa. Lamentablemente contrajo fiebre tifoidea, lo cual le perjudicó en su carrera de formación sacerdotal y hubo de retirarse y dar un nuevo rumbo a su vida: la música. 

Con el apoyo del Padre Helí Herrera, su profesor en el seminario y quien decidió llevárselo como músico acompañante al municipio de Jordán, luego a Aratoca y finalmente a San Vicente de Chucurí, el maestro dio inicio a la primera banda de músicos, y además continuó con sus clases de piano y flauta.

Habitando en San Vicente, asumió el reto de dar la bienvenida al gobernador de Santander, Pedro Alejandro Gómez Naranjo, siendo ésta la razón de su primera composición instrumental: “Rayito de Luna”, en ritmo de pasodoble, en el año 1934, la cual le dio reconocimiento a nivel nacional. Ese mismo año regresó a Zapatoca y contrajo matrimonio con la dama Abigaíl Navarro, cuando tan sólo tenían 21 y 22 años, respectivamente. Su matrimonio perduró durante 69 años, y su esposa fue el motivo de inspiración de muchas de sus hermosas creaciones musicales, en especial el bolero “Ni más ni menos”.

En el año 1935, en compañía de su esposa, toma la decisión de viajar a la ciudad de Ibagué y se vincula como estudiante al Conservatorio Superior de Música, lo que le brindó la oportunidad de conocer a famosos maestros colombianos como Daniel Zamudio y Guillermo Quevedo, entre otros y a los profesores italianos Demetrio Haralambis y Alfredo Squarcetta, este último llegó a convertirse en su más grande influencia musical ya que fue su profesor de armonía, piano, composición y dirección coral.

Así dio inicio a su carrera musical profesional, siendo organista y cantor de la Catedral de Ibagué; más tarde fue nombrado profesor de teoría y solfeo del Conservatorio del Tolima y director de coro de varias instituciones educativas juveniles.

En 1946 viajó con su esposa a Bogotá, siendo reconocido como uno de los mejores ejecutores del órgano; fue profesor de música en colegios de la capital. En 1961 se incorporó como profesor de la Universidad Pedagógica Nacional, y allí recibió la invitación por parte de la Asociación Colombiana de Universidades para trabajar junto con el maestro Alfred M. Greenfield (delegado de la fundación Fulbright) para fundar los llamados Clubes de Estudiantes Cantores (CEC).

En 1964, el Doctor Juan Francisco Villareal, rector de la Universidad Industrial de Santander, llamó a Gómez Ardila para continuar en la estructuración y dirección del CEC de la UIS; de allí nació lo que se constituyó en una de sus mejores creaciones: el coro de la Universidad Industrial de Santander.

El maestro fue uno de los pioneros de la música coral en Santander que desarrolló toda una escuela de formación de canto en una Universidad; es allí donde Gómez Ardila dio inicio a su más importante misión profesional como maestro, director, arreglista y adaptador de música coral, pasando de un coro de formato masculino a uno de formato mixto.

Coral Universitaria UIS 1994
Gracias a su disciplina, cinco años más tarde el coro UIS fue seleccionado entre los tres mejores coros universitarios de Latinoamérica, para participar en el Lincoln Center for the Performing Arts en el encuentro mundial de coros universitarios en Nueva York en 1974. Esta experiencia musical fue la puerta de oro para desarrollar la trayectoria y reconocimiento internacional del coro, corroborado por quince giras internacionales e incontables salidas nacionales durante sus 38 años bajo su dirección y, que hoy por hoy, sigue dando grandes frutos. Fallece en la ciudad de Bucaramanga el 23 de mayo del 2006.

Son de su autoría el pasodoble “Rayitos de luna” (1934), el bolero “Ni más ni menos”, los pasillos “Aires de mi tierra” (1938), “Lejos de mi madre” (1938), la letra y arreglo musical de “Guabina Santandereana”, la canción “Canto a la vida”, Y numerosos himnos de instituciones educativas, la música del himno a Zapatocasu ciudad natal  y un gran número de arreglos corales para cuatro voces mixtas sobre obras folclóricas de Colombia y música universal.

La obra de Gustavo Gómez Ardila es la gran cantidad de grupos corales creados por él, entre ellos sus dos últimos sueños musicales, la “Coral Aires de mi Tierra”, que fundó a sus 85 años en su tierra natal, y la “Coral Gustavo Gómez Ardila”, fundada en noviembre de 2002 y conformada por ex coristas UIS. Hoy por hoy estas dos agrupaciones y, la más recientemente formada “Ensamble Coral Divertimento”, son orgullo musical que perpetúan el bello legado coral que nos dejó este ilustre personaje santandereano, un ser humano como cualquier otro, con temores, anhelos, desconfianza, celos, alegrías, tristezas, enojos, soledades, pero indudablemente un gran formador, un pedagogo con una sola metodología: el amor a su vida; guía, papá, consejero, amigo fiel, noble, sencillo, dinámico. Todas estas cualidades lo hicieron acreedor del título de “Maestro”.


Principales distinciones:

·     Ganador Concurso internacional de la nueva canción infantil realizado en Ginebra (Suiza) en el mes de septiembre 1979 – “Año Internacional del Niño”, bajo los auspicios de la UNICEF. Canción “Canto a la vida” Liliana Cadavid - letra y Gustavo Gómez Ardila - música

·       Premio al mejor director y mejor agrupación coral en el Certamen Internacional de Habaneras y Polifonía de Torrevieja (España) en el año 2000.

·      Doctorado Honoris Causa en Música, otorgado por la Facultad de Música UNAB, honrando y exaltando su obra, año 2004.


(Tomado de la tesis de grado del maestro Rafael Ángel Suescún Mariño)







1 comentario:

Cecilia Duarte Pereira dijo...

Buen trabajo el que ha iniciado. Ánimo, adelante.

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